domingo, septiembre 25, 2011

LE IBAN A AMPUTAR UNA PIERNA



Hasta aquel momento su vida, lo que él llamaba «vida» en los últimos años –desde que notó al despertarse que la pierna le fallaba y se resistía al peso de su cuerpo–, se había centrado en descubrir por qué no le obedecía. Al principio pensó que con un poco de mimo la pierna, a la que había querido tanto, se reformaría y todo volvería a la normalidad; pero la pierna no le dejaba caminar, dormir o vivir tranquilo.

Se preguntaba con frecuencia qué habría hecho para ser castigado de una forma tan cruel. Nunca le había hecho correr más de lo que ella podía, ni saltar precipicios, ni cargar con pesos amargos… Hasta renunció a lo que más deseaba en su juventud: ser futbolista. Renunció porque, desde que descubrió el valor de esa pierna, decidió que era lo mejor de su cuerpo y moriría con ella puesta.

Era consciente de que perdería el pelo, los dientes, la visión…; ¡hasta se volvería sordo! Esto último era una tara hereditaria en la familia. Pero la pierna, ¡esa pierna de la que tan orgulloso estaba…! ¡Antes morir con ella que perderla! Así lo juró en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Era creyente.

Parecía que la pierna se hubiera cansado de tantas conjeturas y dependencia, y que la única forma de llamar la atención del resto del cuerpo era dejar de funcionar perfectamente. Poco a poco lo hizo. El resto del cuerpo lo sintió, incluida la ropa, los zapatos… ¿Qué pasaría si se la amputaran?, se preguntaban los pantalones.

La técnica había avanzado tanto para entonces (había pasado décadas viviendo con la exigente y caprichosa pierna) que se la podían reemplazar por otra muy parecida y más duradera…, aunque no le daban una garantía de por vida, como la otra la tenía, a pesar de sus dolencias y achaques… Sin embargo, siempre se podría reemplazar con otra más avanzada; tan adelantada que cuando su cuerpo requiriera el descanso y el silencio, la nueva pierna lo levantaría del sillón y le haría recorrer millas, saltar arroyos… Y si no lo podía hacer, el nuevo injerto lo miraría con cara de reproche, cansancio y desesperación, pensando: «¿Qué demonios hago yo con este cuerpo?» Entonces sería la pierna la que pediría un trasplante de cuerpo… ¡y rápido!

Al fin no puedo contar lo que pasó… No supe si decidió pasar por el quirófano o seguir con la «difícil de vivir pierna»…, como él la llamaba. Acaso aún sigue andando con esfuerzo por las esquinas de su vida.

31 comentarios:

la marigaila dijo...

Pobre, en el fondo le debe costar mucho trabajo deshacerse de la pierna aunque lo tenga impedido y amargado, porque le da pena saber que la pierna sola no puede sobrevivir...
Pero es obvio que debe amputarsela, como harías tu, Chiqui, y yo también, si es imprescindible se suelta lastre y se empieza de nuevo. Si encuentras una pierna ortopédica que te sirva, fenómeno, y si no pues a las bravas, con muletas por la vida.
Los lastres hay que soltarlos, guapa, nosotras lo sabemos, una pierna o lo que sea, que solo se vive una vez.
Mejor coja que muerta!
Un beso amiga

Elvi rollista dijo...

A mi padre le tuvieron que amputar una pierna. La derecha. Le habían herido en la guerra, en 1937, y estuvo a punto entonces de perderla. Pero el capitán médico estaba borracho y le impidieron intervenir a mi padre. De modo que se encontró con pierna hasta mucho más adelante, cuando había cumplido los sesenta. Entonces, debido a un accidente clínico -to make it short- se la amputaron. El más tranquilo ante la operación y el hecho de la pérdida de su pierna era él. Nos iba tranquilizando a todos. Al día siguiente, nos contaba, entre divertido y asombrado, que su pierna había sido enterrada en campo santo, con cura y todo. Es una suerte tomarse así la vida, desde luego. Cuando me cabreo mucho, pero mucho mucho, siempre me acuerdo de mi padre en esas circunstancias. Buena suerte, amorosa Chiqui.

estrella dijo...

Pues estamos arreglaos, Marigaila, que radical nos has salido. Yo soy muy cobardica y no me amputarían nada a no ser que de ello dependiera mi vida. Pero si, mejor coja que muerta, no hay duda.

Elvi, te pareces mucho a tu padre, ya te lo habrán dicho antes… Gracias por lo de amorosa!

camelot dijo...

Chiqui no entiendo lo de la pierna y lo he leido dos veces.Esque soy bruto para estos juegos.

Porque te desea suerte Elvi?. No te lo pasas bien en Espana?

estrella dijo...

Llevas razón, Camelot. Ahora que lo vuelvo a leer – a la luz del día – me parece bastante enrevesado.
Por mis piernas no te preocupes que me doy unas caminatas enormes y están mejor que nunca.
Lo de la buena suerte es normal aquí...Con lo mal que andan los tiempos...

Elvira dijo...

Por lo visto ha llovido en toda Cataluña, a cántaros. Menos donde yo estoy. Manda gónadas. Desde abril no cae una sola gota, jolines. Y los peces del estanque se quedan sin sitio para nadar. ¿No haría falta buena suerte para que diluvie? Pero Camelot, tiene razón. No acostumbramos a desearnos buena suerte, con la falta que hace. Más a menudo. Buena suerte Camelot.

Anónimo dijo...

camelot, es una alegoria bastante directa y bien escrita. Mas claro, clarete. Lo que no se sabe es si desearle suerte a la pierna o al que la pierde.

ESTRELLA dijo...

Anónimo, al ser una alegoría, como dices, se podría decir "al que la pierde" 0 "a la que la pierde"
Esa era mi intención, pero me incliné por el masculino…

tu prima dijo...

Yo me inclinaría por analizar la situación con sumo cuidado. Las dos soluciones son malas y cualquiera de ellas lleva la trampa implícita de hacer pensar -una vez que ya se ha optado por ella y no hay marcha atrás- que uno se ha equivocado y que la desechada era mejor. Pero eso es solo eso, una trampa. Y no hay que caer en ella. A lo hecho, lo que se haga, pecho. Sin mirar atrás, sin desfallecer, sin caer en la autocompasión. Como el padre de Elvi (me descubro ante alguien así). El dolor por la nostalgia de la pierna cortada es normal, así como es normal el dolor que causa la pierna enferma, si uno se la queda, pero al final con ambos se puede, si uno se aplica a ello.

Una vez, un tesoro anónimo ¿? que yo tengo me dijo algo así. Cuando el tema está mal, está mal y no hay que darle muchas vueltas. Hay que decidirse por lo que uno piensa que es lo mejor, dadas las circunstancias -esas no las puedes cambiar- y a nadar contra corriente. Siempre, o casi siempre, se llega a buen puerto.

Si el muchacho se corta la pierna, pues a correr sin ella. Y si se la queda, a cuidarla como si fuese la única pierna y la mejor del mundo.

El mayor problema estriba en que el valor de cada pierna solo lo sabe su dueño.

Como verás, Elvi, yo sí que he soltado un verdadero rollo lleno de lugares comunes. Pero va con buena intención, prima.

estrella dijo...

Prima, de rollo na de na! En lo único que discrepo es que sólo la pierna sepa su valor... Hay piernas que sólo llevan pantalones, de lo inseguras que están y otras que se exhiben como si fueran esculturas.
Y también lo de nadar contra corriente; será por haber sido resucitada cuando era una niña, después de caer en un socavón del rio; por ahogada me daban.
Cómo me encantaría saber quién me sacó por y de los pelos!

tu prima dijo...

Bueno, es que soy una optimista incurable. Lo de nadar contra corriente lo hacemos casi todos los días, sin pensarlo siquiera ¿no?

amalia dijo...

Esa posible pierna avanzada podría no sólo exigirle movimientos que su cuerpo cansado ya no podría abordar. Ni siquiera sería tan grave que ella misma decidiera transplantarse a un cuerpo más joven.
Lo temible sería que se declarara enemiga del pobre hombre y decidiera atacarlo de alguna manera que ni la más creativa imaginación pueda describir.

estrella dijo...

Jo, Amalia, tu vas mucho mas allá que yo; implicando lo que el dibujo ilustra (creo yo) que se amputan las dos piernas y un nuevo cuerpo se apodera de ellas para ser más alto, llegar más lejos o acabar con la fortuna del desvalido… Eso pasa todos los días en todas partes.
Estoy perdiendo la cuenta…
Prima, no sé si eres optimista, pero desde luego arriesgada. Sin riesgo no se consigue nada; pero también se puede perder todo.
Hay que ver si te favorecen las estrellas!

ESTRELLA dijo...

Amalia, como somos todas mujeres nos referimos al masculino, pero en la misma medida el caso es aplicable al femenino; no nos olvidemos.

Elvirita la fantástica dijo...

Mi padre no sentía nostalgia por su pierna, pero sí "algia" o sea dolor del miembro fantasma, que así lo llaman los matasanos. El caso es que ahora te puedes hacer con una pierna muy moderna y que hasta sirve a los campeones para romper marcas olímpicas. Ya te digo, estrella y compañía, los tiempos adelantan que es una barbaridad.
http://es.wikipedia.org/wiki/Oscar_Pistorius

La misma de antes dijo...

Oye, que lo de "matasanos" no va por la marigaila ni por anónimo ni por nadie que frecuente este blog selecto, ¿eh? Que conste.

Elvi please dijo...

Estrella, se me ha repetido el comentario; anda bórrame uno para que no parezca tonta.

estrella dijo...

Pero Elvi, por qué nos habríamos de dar por aludidas con lo de matasanos?
Hala, borradita quedas!

amalia dijo...

Estrella me suena que la historia en femenino tendría otra melodía (y otra letra)

estrella dijo...

Pues sí, Amalia, pero la realidad es que lo ha escrito una mujer que no tiene el talento de meterse en la, muy diferente, mentalidad (que no mente) de un hombre…Alguna nota que otra descubren la parte femenina del narrador, no crees?

Escápate un fin de semana y vente a Madrid! Te reservo sitio en este cubículo que habito.

Anónimo dijo...

Voy entendiendo. Casi todos los cirujanos son hombres y por eso cortan por lo sano. Somos estupidos.

Médico inseguro dijo...

No todos, no todas, no siempre. Pero algunas veces sí que somos un poco imbéciles y no por cortar por lo sano. Cortar por lo sano es prudente en ocasiones. Lo tonto es cortar por lo sano un miembro sano o un órgano vital.

estrella dijo...

Ah, pero tenemos dos médicos? Uno que se siente estúpido y otro inseguro...Pues guarden el secreto (yo no selo diré a nadie) porque los médicos tienen que dar confianza al pobre paciente.

Me hace pensar lo que dice el "médico inseguro". Efectivamente, antes de hacer un trasplante de corazón se ha pasado por todos los cuidados y mimos posibles...se lo piensan mucho más que lo de amputar la pierna. Es que hay que distinguir entre las anginas, la apéndice y los órganos vitales...a estos NO se les desecha así como así.

Médicos, quédense por aquí, porque estamos diciendo muchos disparates y necesitamos a alguien con sentido común!
No hay nada como un buen médico...mejor que una madre.

Elvi disparada dijo...

Suscribo de todo corazón lo dicho por Estrella sobre un buen médico. Cuánto consuelo pueden proporcionar, sólo los dioses lo saben. Y me van a castigar por suscitar estas reflexiones tan bordes sobre los heroicos, entregados, devotos y amorosos, buenos médicos. Hala.

Manuel Montero dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Manuel Montero dijo...
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amalia dijo...

Elvi son raros ejemplares esos médicos; bien valen tus elogios!

amalia dijo...

CHiqui iría ya!
Lo veo difícil por ahora, pero si llego a poder me hago una escapada con el mayor de los gustos!

estrella dijo...

Esto va dedicado al autor del comentario suprimido (comentario que ha quedado en mi memoria) Hombre de dios, por qué lo has suprimido? Además de interesante era emotivo.
Hablando de lágrimas.
Se oía mucho lo de “tiene los ojos secos de tanto llorar”, pues bien, hoy día todos sabemos que la sequedad de los ojos puede ser el resultado de diferentes causas – el medio ambiente, el tabaco y , cómo no, la vejez . Yo tengo pocas lágrimas, pero como a ti (autocensurado) me llegan en momentos insólitos.

ESTRELLA dijo...

Cuando quieras, Amalia. Estoy aqui hasta el 20 de diciembre.

Elvi prudente dijo...

Y ¿cómo demonios se suprimen los comentarios? Lo digo por las veces en que pudiera ser muy inconveniente el mío. ¿Eh?